miércoles, 24 de diciembre de 2014

Qué bonito Cáceres en Navidad

Belén de plastilina en el museo Mercedes Calles de Cáceres, Plaza San Jorge.

Ha llegado Navidad y ¡qué bonito está Cáceres! Gente por todas partes, niños correteando por la plaza, familias paseando. Qué pena que las luces que engalanan las calles sólo hagan referencia a las fiestas de invierno, cuyo concepto se empeñan en meternos a golpe de continuo saludo simplón de “felices fiestas”. Menos mal que, a pesar de todo, sigue cuajando la tradición belenista.

He visitando alguno de los belenes de la ciudad: el de las Hermanitas de los Pobres, con sus reproducciones de los lugares y monumentos emblemáticos de la parte antigua, permitiendo a Jesús nacer en la ermita de la paz. El del museo municipal, que también reproduce la vista desde la plaza mayor. El del palacio de Carvajal, que ofrece dos estampas, la nocturna, con su bello juego de luces, momento en el que se ilumina el Misterio, noche mágica y santa en la que nace el Niño, y la diurna, donde las figuras cobran vida, cada una en su oficio: el herrero, los niños en su balancín, el pescador, las mujeres a por agua, el burro en la era y hasta niebla, muy propia para estos días en los que la bruma ha envuelto la ciudad, haciéndonos parecer cual capital inglesa.

Ahora, donde disfruté fue en el Mercedes Calles, con su belén de plastilina y look de película de animación. Y el mayor disfrute fue la catequesis que una madre dio a su hijo pequeño cuando éste, sorprendido, preguntó por qué Herodes quería matar a todos los niños. La madre, sencillamente, explicó que Herodes quería ser el único rey y que como sabía que Jesús, el rey del mundo, acababa de nacer, mandó matar a todos los niños.

Está claro que pasear con los niños y visitar belenes puede ser esta Navidad una gran oportunidad no sólo para contemplar algo bello, sino para ofrecer un poco de cultura cristiana.


No perdamos la tradición de poner el belén en casa y saludarnos con un claro ¡FELIZ NAVIDAD!


viernes, 12 de diciembre de 2014

Voluntarios, felicidades

Papeleo

Según los estudios, más del treinta por ciento de la población infantil en España vive en riesgo de pobreza. Es el segundo país europeo, después de Rumanía, con mayor índice de pobreza infantil. Dentro del Plan Nacional de Acción para la Inclusión Social del Reino de España 2013-2016, entra el reducir dicha pobreza. Por eso, también la Comunidad Autónoma de Extremadura ha montado su propio Plan Integral para el 2014.

El tiempo pasa y últimamente se ha debido pedir ayuda a las oenegés, entre ellas Cáritas, para repartir las ayudas. Ayudas que sólo se pueden conceder a las familias que cumplan con un interminable número de requisitos y papeleos y después de haber justificado hasta el último céntimo.

En esta tarea están entregados los voluntarios, que, aun no profesionales y desbordados, han puesto toda su ilusión y empeño. Tanto, que han tenido que buscar más horas de su propio tiempo para dedicarlo a esta tarea, y aprender a marchas forzadas todos los trámites burocráticos a seguir para conceder una ayuda y sin que se olvide ni un papel.

La concesión de estas ayudas de emergencia para las familias con niños menores de dieciocho años ha producido, además, un efecto llamada, por lo que el desbordamiento de los servicios de las Cáritas Parroquiales es aún mayor.

Tan desbordados se sienten los voluntarios, que uno de ellos me ha llegado a decir que “cómo hacer que Cáritas muestre realmente el rostro amoroso de Jesús, que ama a los más pobres a través de su Iglesia, si ni se tiene tiempo para poder hacérselo sentir a quienes están atendiendo”. A lo que habría que añadir: “¡Como si el amor entendiese de papeles y papeles y papeles!”


María, Ramón, Pepe, Juani, Josefa y tantos como sois voluntarios en las distintas Cáritas Parroquiales o en cualquier otra oenegé de ayuda a los necesitados, gracias, felicidades, ánimo y adelante.



martes, 11 de noviembre de 2014

El gracias que revoluciona las redes


Nunca un “gracias a Dios” ha levantado tanto revuelo como el de Teresa Romero, la enfermera que se contagió de ébola por atender de manera voluntaria al Padre Pajares, y que ha conseguido vencer la enfermedad.

Los foros y redes sociales han echado humo. Unos, felicísimos por la valentía de Teresa al manifestar un signo de su fe en público y después de un acontecimiento realmente traumático, otros, mofándose de su experiencia, negando cualquier posible transcendencia, más allá de lo puramente material.

Desconozco la profundidad de la fe de esta mujer, pero lo que sí es innegable es que, cuando la tasa de mortalidad de una enfermedad como el ébola, para la que no hay cura conocida, puede llegar al 90%, curarse es un milagro. Que Teresa, además, haya manifestado que, a través de las manos de los médicos, es posible una intervención divina, es lógico que a muchos les piten los oídos.

Mucha gente aún sigue creyendo en la existencia de Dios, reza y estructura su vida conforme a sus creencias religiosas. Esa fe, en nuestros pueblos, se ha recibido a través de una parroquia. El 16 de noviembre se celebra el día de la Iglesia Diocesana, este año haciendo hincapié en la participación parroquial como declaración de principios. Pertenecer a una parroquia, ser creyente y vivir la fe, no debe avergonzar a nadie. Al contrario, ayuda a afrontar mejor las situaciones de la vida, tanto positivas como negativas.


Noviembre, y sobre todo el día dos, día de los difuntos, aunque el resto del año no se participe, las misas en los cementerios se llenan. Esto nos dice que sólo mirando a la transcendencia podemos vivir con esperanza, que por muy materialistas que pensemos que somos, hasta llegar incluso a enriquecernos corruptamente, al final, a la hora de la verdad, ¿quién te salva? Ciertamente, los fondos acumulados en los paraísos fiscales, no.


martes, 28 de octubre de 2014

Santos y jalogüines

Cementerio de Villamiel, Cáceres, España

Fue don Emiliano, que en paz descanse, párroco de mi pueblo, quien, por los años ochenta, quitó la costumbre de rezar los responsos en cada tumba del cementerio, sustituyéndolos por una misa en el mismo camposanto. Por entonces yo era monaguillo y tendría unos nueve o diez años.

Me acuerdo que sólo los monaguillos tenían el derecho de recorrer el pueblo pidiendo “los santos”, o “pan caliente”. La gente nos solía dar fruta, castañas o algún embutido para asar en lo alto del campanario de la iglesia, donde pasábamos dos días, el de todos los santos y el de los difuntos, doblando sin parar. Doblar significa tocar a difunto.

Mientras tanto, por turnos, dos monaguillos acompañaban al cura en el cementerio para responderle en nuestro latín macarrónico a los rezos de los responsos que la gente pedía que se hiciesen frente a cada una de las sepulturas. Como siempre, delante de las de las familias más adineradas solíamos tirarnos eternos minutos, que también en esto había diferencias. Por estas fechas comenzaban en el pueblo las típicas matanzas, de donde salen los tan ricos chorizos y morcillas, por lo que, en broma, solíamos decir que los responsos, que todos se cobraban, eran para el “guarro” del cura.

Esto que cuento con un poco de sorna, no deja de ser la manifestación de la fe de un pueblo que ora por sus difuntos. Unos, santos, que interceden por los vivos, y otros, aún en camino, y que necesitan de las oraciones para culminar su paso a la vida eterna. Es expresión de la creencia en la trascendencia de la vida que no retorna, sino que tiene continuación.


Hoy, por motivos muchas veces comerciales, se nos han metido los “halloweenes”, festividad celta del fin de las cosechas, que sustituye el ideal cristiano de búsqueda de la santidad, por un carnaval que no permite hablar con naturalidad de un hecho en la vida, que todos moriremos.


lunes, 13 de octubre de 2014

Estudiar idiomas

Una selfie en la Plaza de Dam de Amsterdam en plenas ferias. 12-10-2014

Cuando aterricé en Bélgica, y apenas me hice entender para alquilar un coche, me volví a arrepentir por enésima vez de no haber aprovechado bien las oportunidades que los estudios me han ido ofreciendo para aprender idiomas.

Durante el trayecto hacia el pequeño pueblo costero holandés donde nos alojaríamos, comentaba mi sobrina lo difícil que lo debieron tener aquellos emigrantes españoles de los años sesenta, sin tener idea de inglés o francés, sin navegador que los guiase, sin dinero.

Una de las primeras cosas que le dijeron a su marido, cuando llegó para trabajar como soldador, era que, si quería continuar y hacerse un hueco en la empresa, lo primero era aprender y manejarse bien con el inglés.

Es impresionante que, entres donde entres, todos te atienden en inglés sin problema alguno. Nos reíamos imaginándonos a estas gentes llegar a cualquiera de los pueblos de nuestra provincia e intentar hacerse entender, a no ser que ya lleven aprendido algo de español, que para eso también nos llevan la delantera.

Podría ser como aquel que después de pedir a unos paisanos nuestros en inglés, francés y alemán por dónde se iba a “lisbon”, terminaron simplemente encogiéndose de hombros. Ido el visitante, dijo el padre, “¿Ves que bueno es saber idiomas?”. “Pues, para lo que le ha servido”, respondió el muchacho, sin haber aprendido la lección.

No sé si será el modelo de educación, tantas veces cambiado por cada uno de los gobiernos que han pasado, o que nos creemos el ombligo del mundo, pero lo cierto es que nos falta mucho para ponernos al nivel.

La crisis nos está obligando a emigrar de nuevo. Ahora se piden trabajadores especializados y capaces de comunicarse correctamente. No sería malo no sólo exigir más formación en idiomas, sino preocuparnos porque los hijos aprovechen bien su estudio desde pequeños.

Por cierto... ¡Feliz día de la Hispanidad!


lunes, 29 de septiembre de 2014

Se busca al mejor


El Seminario está sonando últimamente en los medios de comunicación por las obras que se están acometiendo. Serán dos años más de profunda remodelación para que el edificio vuelva a abrir sus puertas.

Como institución, el Seminario sigue abierto, los seminaristas siguen estudiando y, este curso, han duplicado el número --trece en el Mayor y siete en el Menor--. El viernes 26 de septiembre se inauguró el curso en la Concatedral.

No con poca frecuencia algún seminarista ha manifestado la inquietud de haber recibido, por parte de personas cercanas, la pregunta del por qué pudiendo hacer, por sus capacidades, otra cosa, ha decidido entrar en el Seminario; como si lo de ser sacerdote fuera sólo para los menos capacitados.

Quizá la sencillez y cercanía de los curas, o su mal ejemplo de tozudez y aires de grandeza, que también se dan, hayan hecho pensar que este camino es para los torpes o para los que no encuentran otra salida.

“El Señor quiere a los mejores”, ha dicho en muchas ocasiones D. Francisco Cerro, Obispo de Coria-Cáceres. Los mejores no quiere decir que sean los que mejor expediente académico tengan, pero, si lo tienen, mejor. No quiere decir que estén todo el día rezando, pero, si lo hacen, mejor. No quiere decir que desde niños hayan puesto siempre la otra mejilla, pero, si lo hicieron, mejor.

Mejores quiere decir que están dispuestos a poner todos sus dones, intelectuales, personales y espirituales, a disposición de la opción fundamental en sus vidas en el servicio como sacerdotes. Dicen, que el trabajo más feliz del mundo.

Ejemplos de malos ejemplos de sacerdotes ya hemos visto cómo provocan escándalo en la opinión pública y, lo que es peor, entre los mismos fieles de la Iglesia. De aquí la difícil tarea del Seminario de discernir bien para que cada pueblo tenga siempre al mejor de los curas.




Los moralistas de la red

Los veranos siempre dan tiempo para dedicarlo a cosas que durante el curso no resulta tan sencillo encontrarles su momento. Al menos, un servidor ha aprovechado los ratillos de ocio para ponerse al día con el tema de las redes sociales.

La verdad es que uno encuentra de todo. Sobre todo que la gente se divierte muchísimo en verano. O eso parece, porque las fotos que más compartimos suelen ser las de las fiestas en compañía de amigos y familiares.

Pero también he visto que están calando mucho unos mensajitos, con frases aparentemente inofensivas, algunas muy tiernas, pero que se están convirtiendo en los nuevos eslóganes morales de la sociedad, sobre todo de los jóvenes, que a veces no encuentran otras referencias éticas más que internet.

Internet es muy bueno, pero todo está en el mismo plano, al alcance de un clic. Frases como “a la m… las segundas oportunidades, las personas nunca cambian”, “le doy amor a quien me transmite amor, mi confianza a quien se la gana” o “ama a quien te ama y olvida a quien te olvida”, escritas con letras y fondos llamativos, parece que fueran, como alguno ha llegado a comentar, “verdad, verdadera”, pero esconden un trasfondo de egoísmo e intolerancia grandísimo. La gente las comparte como el no va más de los valores, pero a la larga llevan a la intransigencia y a la soledad. Como éstas, cientos.


Mi consejo. Aprendamos siempre a leer con criterio antes de compartir. Si eres de los que usas las redes sociales, pon sólo me gusta en aquello que te haga mejor persona, que te ayude a acercarte, a amar y respetar a todos y que construya una sociedad en paz, que para resentimientos, odios y enfrentamientos ya nos sobra la ración diaria de la sobremesa en los noticiarios televisivos. Y, si puedes y te atreves, abre con un buen comentario los ojos al que pensó que puede ser el nuevo mesías de la red.



martes, 19 de agosto de 2014

La pobreza no se contagia

La serie “El Padre Casares”, de la televisión gallega, sigue cosechando éxitos. Tras doce temporadas aún continúa en antena. Su adaptación para las Baleares, Mossèn Capellà, parece que también. Desconozco si lo hace El Padre Medina, en Andalucía.

Pero el culebrón que todos recientemente conocemos es el del “Padre Pajares”. El sacerdote Miguel Pajares falleció de ébola en el Hospital Carlos III de Madrid el 12 de agosto, después de haber protagonizado la puesta en marcha del mayor dispositivo de seguridad ante un posible contagio jamás visto en España.

Hasta este momento, en África sabíamos que la gente se moría de hambre, de sida y, últimamente, de ébola. Pero no nos preocupaba. Quedaba lejos. Además, viven como animales, cómo no se van a contagiar. Y, por otra parte, estamos de vacaciones. Qué mal rollo, que nos vengan con noticias de ese tipo, que no nos dejan comer ni una mariscada a gusto.

Pero la verdad es que el misionero Miguel Pajares nos ha sacado de nuestro letargo y nos ha traído a un primer plano la cruda realidad que están viviendo millones de personas en nuestro vecino continente del sur. Y nos ha hecho pensar en las causas de esa situación. Y nos hace comprender por qué miles de personas se juegan la vida por intentar entrar en Europa. Y nos ha apuntado un poquito con el dedo, porque llevamos años pensando que la pobreza no se contagia.

Si en África hoy, y en otros lugares empobrecidos mañana, no se dispone de los medios para combatir en origen la enfermedad, no podemos en absoluto eludir nuestra gran parte de culpabilidad. Porque lo de que la pobreza no se contagia es una falacia, o si no, de cuándo acá que cada vez haya más pobres, también en España, y menos ricos, aún más ricos, si cabe.


Sólo contagiando nuestra riqueza con generosidad, esto cambiaría. Hala, pídeselo al dios dinero a ver si nos lo concede.


jueves, 14 de agosto de 2014

Él estaba allí con su mentira y yo aquí con mi racionalismo


Alabo el elogio que un ateo confeso hace, aunque no comparta las motivaciones del misionero, a la entrega generosa y desinteresada del padre Miguel Pajares, hasta dar la vida por los más pobres. Está claro que el testimonio de vida es el mejor argumento que en todo momento podemos esgrimir para el diálogo con la increencia.

"Yo soy ateo. No agnóstico. Ateo. O sea, que estoy convencido de que los curas se pasan la vida creyendo en una mentira. Creo, además, que toda mentira es dañina. Y de sobremesa en sobremesa exhibo con arrogancia mi materialismo. Pero la coquetería me dura hasta el preciso instante en que me entero de que un misionero se ha dejado la vida en Liberia por limpiarle las pústulas a unos negros moribundos. Entonces me faltan huevos para seguir impartiendo lecciones morales. Principalmente por lo aplastante del argumento geográfico. Él estaba allí con su mentira y yo aquí con mi racionalismo" (Rafael Latorre, Subdirector de ZoomNews).


lunes, 11 de agosto de 2014

La cultura del consumismo

Las Palmas de Gran Canarias

Paseando por una ciudad española me he topado con un cartel publicitario cuyo eslogan reza: “Vive. Participa. Comercio es vida, es cultura y entrenamiento. Juntos crecemos”. En cuanto lo vi, inmediatamente pensé en este espacio, no podía dejarlo pasar, no es posible tal descaro consumista.

Es cierto que la cultura, entre sus muchos significados, implica el modo de vida y costumbres de una sociedad, y nuestra sociedad ha hecho del consumo una costumbre y su modo de vida. La adquisición de conocimientos, el saber, ese que dicen que no ocupa lugar y que nos ayuda a desarrollar un juicio crítico, ha sido sustituido, se ve sobre todo en los adolescentes, por un conocer cuál es la última moda, la última tendencia, ropa, móvil, zapatilla, etc., para comprarlo inmediatamente.

Estamos desaprovechando la oportunidad que nos ofrece la crisis de abandonar el modelo consumista y sustituirlo por uno basado en la persona, en las relaciones humanas profundas, solidarias, en valorar lo que somos y no tanto lo que tenemos, en compartir en vez de derrochar.

En una cultura del consumo, los que no tienen quedan excluidos, y no sólo de la cultura, sino de la vida. Nos sorprende ver cientos de personas intentando saltar las vallas de Ceuta y Melilla o hacinados en una barcaza con la esperanza de llegar a las costas italianas. Están muy claras las razones por las cuales todas estas personas se juegan la vida. Pero el cerco cada vez se estrecha más, porque son menos los que más tienen, o mejor, los que lo tienen todo. No nos puede ya extrañar que el vecino se vea obligado a saltar la valla de nuestra puerta para poder alimentar a su familia.


Si eres de los que tienen, recuerda que no estás obligado, por muchas necesidades que creas que tienes, a seguir la cultura del consumo. “Crecer juntos” sólo es posible desde la generosidad y la solidaridad.



jueves, 24 de julio de 2014

La locura de la paz


Estamos asistiendo con estupor a las consecuencias nefastas de la locura humana manifestada en la guerra. Casi trescientos pasajeros asesinados en pleno vuelo por un misil de una contienda que hasta el momento no había preocupado en exceso al resto del mundo. Tanto era así que ni siquiera se había cerrado el espacio aéreo a vuelos comerciales.

En Tierra Santa, palestinos y judíos de nuevo enzarzados en un conflicto que, por muchos intentos de paz, tiene difícil solución, porque ambos luchan por una tierra de la cual se creen con derechos ancestrales de propiedad. A pesar de la llamada a la paz del Papa Francisco, aceptarla sería ceder definitivamente la propiedad al otro bando, por lo que es casi lógico que aquellos más radicales se hayan lanzado a la lucha, cuyo resultado vuelve a ser la muerte de cientos de personas.

Guerras hay muchas más --Irak, Siria, República Centroafricana, Sudan, etc...--. ¡Qué complicado es el ser humano! Podemos llegar a dar la vida por amor, o por desinterés humano, y podemos llegar a quitársela a otro por mera rivalidad, o por empecinamiento en no ser capaces de perdonar.

¿Podría ser fácil perdonar? ¿Podría acabarse con el odio entre las personas? Creo que sí. Pero hay que empezar desde dentro y desde abajo. Desde dentro, erradicando del interior de cada uno el dichoso orgullo de creerse mejor y por encima del otro y el rencor por las ofensas recibidas. Desde abajo, enseñando a las futuras generaciones a amar sin distinciones y sin condiciones, a perdonar siempre y a buscar la felicidad del otro antes que la propia.

Es de locos, pero ya sabemos dónde terminan los enfrentamientos y las guerras. En dolor y muerte. Hasta el momento, a excepción de algunas santas personas, aún no se ha probado el lograr un entendimiento mundial desde el perdón y el amor. Seguro que nos sorprenderíamos gratamente.



miércoles, 9 de julio de 2014

Me gusta conducir


¿Te gusta conducir? A mí me encanta. Disfruto tanto que no me importa hacer kilómetros y kilómetros. Si voy solo, suelo ir escuchando el ruido del vehículo. Si viajo acompañado, prefiero ir conversando. Y, sobre todo, disfruto en las carreteras con muchas curvas.

Ayer, domingo, 6 de julio, cercana la fiesta de San Cristobal, se celebró la “Jornada de responsabilidad en el tráfico”. La DGT, llegadas estas fechas, últimamente nos obsequia con espeluznantes anuncios de las terribles consecuencias de los accidentes de tráfico. También, como cada año, los obispos nos dirigen un mensaje, aunque en un tono menos dramático. Lo tenéis en la web de la Conferencia.

En esta ocasión, recordando el episodio evangélico de los discípulos de Emaús, nos recuerdan la importancia de hacer camino juntos, de encontrarnos y compartirlo. “Debemos respetar a los demás conductores y tratar a los demás como yo quiero que me respeten y traten”. Ninguno está libre de pecado y el que no haya cometido en alguna ocasión una imprudencia, “que tire la primera piedra”.

Seguro que este verano no nos libramos de asistir a alguna boda. Además de que bebemos moderarnos con el alcohol, en la Iglesia -casi todos los novios la eligen- es probable que escuchemos una lectura de San Pablo que bien nos sirve para que aprendamos a comportarnos en carretera: «El amor es paciente, es benigno; el amor no tiene envidia, no presume, no se engríe; no es indecoroso ni egoísta; no se irrita; no lleva cuenta del mal. Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta».


Un compañero sacerdote perdía hace ocho días a su hermano en la carretera. “Cada muerto en nuestras carreteras no es una cifra, es una persona con nombre y apellidos, padres, esposos, hijos, y deja en su entorno mucho dolor y un gran vacío”; que no sea nuestra imprudencia la causante de ese dolor.

lunes, 30 de junio de 2014

Convivencia de Seminaristas en Canarias

¡Qué grande es la Iglesia y qué pequeño es el mundo!


Los seminaristas menores de la diócesis de Coria-Cáceres han pasado una semana de convivencia con los seminaristas de la diócesis de Canarias en Las Palmas de Gran Canarias, desde el 22 de junio de 2014, Corpus Christi, al 29.

¡Qué grande es la Iglesia! Porque nos permite sentirnos hermanos allá donde vayamos y, sobre todo, nos acoge con generosidad siempre.

¡Qué pequeño es el mundo! Porque el dolor que sufrimos al enterarnos que José Antonio García Varón, Operario Diocesano, y formador del Menor de Cáceres durante tres años, era enviado a Canarias, se ha transformado en la oportunidad perfecta para vivir un final de curso redondo.

Los seminaristas menores, como siempre se ha hecho, querían tener un viaje de fin de curso que realmente mereciese la pena. Los padres estaban de acuerdo. La oportunidad la puso el ofrecimiento por parte de la diócesis canaria, a través de José Antonio, de compartir la convivencia de verano de sus seminaristas, junto con posibles muchachos vocacionados de Canarias, y los nuestros. Así, ellos podrían también descubrir la realidad que viven los seminaristas internos, ya que allí sólo tienen la modalidad de seminario en familia.

Para viajar, rifar. Y, como lo que mejor sabe es lo que ha costado conseguirlo, dicho y hecho, los seminaristas se pusieron a vender números para una rifa. Primero en Navidad una cesta, después, al final de curso, una tablet. La invitación y acogida por parte de la diócesis de Canarias hizo que no hiciese falta más esfuerzo. Gracias hermanos por acogernos tan bien como lo habéis hecho.

D. Francisco Cases, obispo de Canarias, nos regaló la mejor de las acogidas posibles. En plena Eucaristía de Corpus, en la Catedral, en el saludo inicial y durante la homilía, agradeció la presencia de los seminaristas de Cáceres en convivencia con los 23 seminaristas menores de Canarias, todos revestidos para la celebración de tan solemne día. También agradeció que D. Francisco Cerro, obispo de Coria-Cáceres, compartiera esta iniciativa, a la vez que le enviaba saludos.

La procesión fue preciosa, sobre todo por las bellas alfombras hechas de sales de colores que adornaban las calles. Una de ellas hecha el día anterior por los mismos seminaristas menores.

La convivencia consistió principalmente en buscar espacios donde los muchachos pudieran ser ellos mismos, a la vez que se divertían y aprendían. Por ello, después de una hora de formación con dinámicas cada mañana, sin olvidarnos de la oración, claro está, cada día se realizaba una actividad lúdica distinta: el lunes 23 lo pasamos en el aquapark de “Lago Taurito”, el martes 24, playa por la mañana y taller de grafittis y deporte por la tarde, el miércoles 25, visita al Museo de la Rama (fiesta popular), Huerto de las Flores y Necrópolis de Maipes, en Agaete, por la tarde playa en el mismo lugar y por la noche Eucaristía y cena con el Obispo en el Seminario Mayor. El Jueves 26, terminó la convivencia, playa, deporte y Eucaristía final.

Los padres de los seminaristas canarios fueron los encargados de irse turnando para servir las comidas y ayudar en el comedor. Nos sorprendió mucho este gesto y ellos también se sintieron parte importante de la convivencia y de la gran familia del seminario. Y, como las amistades surgen enseguida, el sábado por la tarde una de las familias nos invitó a cenar en su casa a todo el grupo de Cáceres. Incluso su hijo mayor nos hizo de guía el mismo sábado en nuestro periplo por la costa canaria.

Viernes 27 y sábado 28 fueron dos días sólo para nosotros. Acompañados por D. José Antonio, visitamos Galdar, su Iglesia y su famosa “Cueva Pintada”, excavación arqueológica de un poblado canario pre-hispánico; por la tarde subimos a Teror a visitar la patrona de la Isla, la Virgen del Pino. Tanto en un pueblo, como en el otro, todas las calles estaban adornadas con alfombras de sal y flores, ya que se celebraba el Corazón de Jesús.

El sábado tuvimos una de las experiencias que más gustó a los seminaristas, un paseo en barco por la costa, desde Arguineguín hasta el puerto de Mogán, donde pasamos el día en la playa.

Estos días, por la noche, después de la Eucaristía, paseamos por la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, ya que el Seminario Menor, donde nos acogían, permitía desplazarse fácilmente a pie o en “guagua” (autobús urbano).


GRACIAS a los Operarios Diocesanos, Juan Francisco, José Antonio y Eduardo; gracias al Seminario de Canarias, con su rector, formadores y seminaristas y gracias, sobre todo, a D. Francisco Cases por acogernos tan agradablemente en su diócesis.





_______________________________
Todas las fotos en la Galería de Imágenes de la página web de la Diócesis: http://www.diocesiscoriacaceres.es/galeria.
Y más detalles en mi facebook: https://www.facebook.com/jesus.luisvinas


¡Viva el Rey!

Alfombra de Sal. Fiesta del Corpus Christi.
Las Palmas de Gran Canarias.
Para mí, el único Rey, Cristo, que no vino a ser servido, sino a servir. Esa debería ser la vocación de todo rey, de todo político, de todo ciudadano.
Aunque cuando nací Franco no había muerto, desde que tengo conciencia no he conocido otra cosa que la democracia en la forma de monarquía parlamentaria. He vivido tres años en la república italiana y sólo sé que la gente se quejaba constantemente de los muchos y elevados impuestos y de lo que ganaban los políticos.
A fin de cuentas, creo que ningún sistema es perfecto, porque ninguno parte de un verdadero sentido de servicio, ya sea por hereditario o por dinerario, o sea, por “cuánto voy a cobrar”. Y es que servir sin esperar nada a cambio…
Sobre el primer discurso del rey Felipe VI, primer rey constitucional, reconozco que hay muchas cosas que me gustaron y otras no tanto. Me gustó su llamada insistente a la unidad, respetando la diversidad. También me gustó su deseo de responder desde la “ejemplaridad” a la “demanda de los ciudadanos” para que la vida pública se rija desde los “principios morales y éticos”.
Fue muy bueno el recuerdo a las víctimas del terrorismo y la llamada a sus “Señorías” a “revertir esta situación” de crisis y “ofrecer protección a las personas y a las familias más vulnerables”. “Queremos que los ciudadanos y sus preocupaciones sean el eje de la acción política”.
Sólo poniendo al centro la persona se podrá revertir la situación. Por ello creo que erró en dejar esa tarea en manos de “las nuevas tecnologías, la ciencia y la investigación”. El progreso por el progreso no es solución. Máxime si los “valores humanísticos y éticos”, los supeditamos a la cuestión “medio ambiental” o la dignidad de una persona se mide por “lo que hace” y no por su propio ser, por mucho que lo dijese Cervantes por boca de don Quijote.

Y qué pena que las raíces religiosas del país se obviasen completamente durante la proclamación y eso que era la fiesta del Corpus Christi, para los bautizados el único y verdadero Rey.


martes, 10 de junio de 2014

Dudar, buscar, dialogar

Feria de Asociaciones - VI Congreso Teológico Pastoral de la diócesis de Coria-Cáceres. D. Raul Berzosa, obispo de Ciudad Rodrigo y Jesús Moeno, Vicario de Pastoral de Coria-Cáceres

El VI CongresoTeológico Pastoral de la Diócesis de Coria-Cáceres, celebrado los días 5, 6 y 7 de junio, en el Complejo Cultural San Francisco de Cáceres, ha girado en torno a dos puntos: la nueva evangelización enfocada en el diálogo con los alejados y el XIV Sínodo Diocesano que acaba de comenzar.

Dentro del diálogo con los alejados, me llamaron la atención algunos aspectos de la explicación que D. Melchor Sánchez de Toca, subsecretario del Consejo Pontificio para la Cultura, realizaba sobre “el Atrio de los Gentiles”.

El atrio de los gentiles que conoció Jesús de Nazaret era un espacio amplio y porticado en torno al templo de Jerusalén hasta donde podían entrar los gentiles, es decir los paganos, los de otras religiones, los de otros pueblos. Ese lugar Jesús lo “purifica”, expulsando a los cambistas y recuperándolo como “casa de oración”.

Cuando Benedicto XVI propuso el Atrio de los Gentiles pensaba, más que en un espacio neutro para hablar con los gentiles, en un espacio sagrado, la Iglesia, para acoger aquí a los que no creen, pero que buscan a Dios. Sin que nadie se sienta “objetivo de ninguna acción pastoral”, sino, desde el respeto a la libertad y la voluntad, ayudando a “descubrir al dios que a veces se busca sin saberlo”, sobre todo en aquellos que no se cierran a la trascendencia, que aún se cuestionan sobre las últimas cosas.

También el Papa Francisco, con su “salir” hacia los demás, está convencido de que es posible un diálogo, porque el ser humano, por muy agnóstico que sea, no puede conformarse con no tener una respuesta. “Una sociedad que se preocupa sólo de las cosas penúltimas y no de las últimas se vuelve totalmente aburrida”, afirmaba D. Melchor.

Además, dialogar es posible, porque siempre habrá dudas. Y si hay dudas -“¿y si después no hay nada?”-, siempre habrá un punto de diálogo en común: la duda -“¿y si resulta que, después de todo, hay algo?”-.


lunes, 26 de mayo de 2014

Villamiel eligió su patrón al azar

En 1313 fue canonizado Pedro Morrone, el único Papa anterior a Benedicto XVI que renunció voluntariamente a su pontificado. El lunes pasado, 19 de mayo, Villamiel, un pueblo del norte de Cáceres, celebró a su patrón: San Pedro Celestino. Hay muchos pueblos con santos patronos no muy comunes y conocidos. Permitidme hoy que, como villamelano, escriba unas breves pinceladas de este curioso patronazgo.
En primer lugar, el santo: Pedro Morrone, eremita con fama de santidad es coronado Papa en 1294 con el nombre de Celestino V, pero su gran humildad hizo que al poco tiempo renunciase al pontificado. Su cuerpo se conserva incorrupto en la basílica de Collemaggio en los abruzos italianos. Esta región sufrió el 6 de abril de 2009 un devastador terremoto y parte de la basílica cayó sobre la urna de cristal que conserva su cuerpo incorrupto. Sorprendentemente, como hubiese sucedido cien años antes, la urna no sufrió daño alguno.
A los pocos días, el 28 de mayo, Benedicto XVI visitó la región y donó a Pedro Celestino su palio. Quizá fuese un preludio, pero pocos años después Joseph Ratzinger siguió sus pasos en la renuncia.
Segundo, ¿cómo es que se convierte en patrón de Villamiel? Hace poco más de quinientos años, una fuerte epidemia asolaba el pueblo y no parecía remitir. Reunidos todos en la iglesia, así consta en las actas, ante notario y ante el deán de la Catedral de Ciudad Rodrigo, entonces pertenecía a esa diócesis, metidos los nombres del santoral en una urna, eligen al azar uno de ellos, al que todo el pueblo se encomendaría y harían una cofradía.

Desde aquel momento el pueblo canta: “San Pedro peregrinando hasta Villamiel llegó y con la ayuda del cielo bendiciones derramó. Siempre con amor cante nuestra voz, con amor y anhelo a nuestro patrón. ¡Viva San Pedro!, y líbranos de todo mal como en tiempos sucedió”.

Fiesta de San Pedro Celestino - Villamiel - 2014



Celestino V - Año Celestiniano - Visita Benedicto XVI

martes, 20 de mayo de 2014

Contando Cáritas a los más pequeños con playmobil





Más sencillo imposible. Si lo entiende un niño, lo entendemos todos.

A los más de 900 voluntarios de nuestra diócesis de Coria-Cáceres en Cáritas:

MUCHAS GRACIAS por llevar esperanza y felicidad a tanta gente.

lunes, 19 de mayo de 2014

"Yo tb tq" - Dirección: Dani Montes. Guión: Daniel Viñas





No conozco ni al director ni al guionista de este vídeo. Pero puede que hasta seamos familia sin saberlo.

Con todo, reconozco que en cuestión de comunicación la Red ha hecho que las relaciones sean distintas. Sin mirarnos a la cara se pueden decir muchas cosas y tonterías que no nos atreveríamos a decir de frente y otras que las escribimos pensando que nuestro tono lo va a entender el receptor, pero los mensajitos no tienen entonación y se pueden interpretar por lo contrario a lo que queremos decir.

Nada como la relación personal directa. Me encanta Internet, pero el calor humano, a veces, no necesita palabras y dice mucho más.

¡Disfruta del vídeo!


martes, 13 de mayo de 2014

La última comunión

Mes de mayo. Romerías, fiestas patronales y muchas comuniones. También algunas confirmaciones. Sobre comuniones principalmente quisiera hablar hoy.
La verdad es que da gusto ver a tantos niños y niñas con sus deslumbrantes y nerviosas sonrisas en un día tan esperado para ellos. También con sus vestidos y trajes de almirantes por un día. Creo que a casi nadie se nos ha olvidado ese día y cómo lo vivimos.
Los niños realmente lo viven con verdadera ilusión, para ellos es importante y, además, son casi por primera vez realmente protagonistas de un acontecimiento inolvidable. La pena es que los adultos nos empeñamos en desvirtuarlo por completo.
Durante tres años, en el grupo de catequesis, han ido experimentando que el don más importante de ese día es recibir la Comunión. Han ensayado la ceremonia, han practicado cómo evitar que la forma se les pegue al paladar e incluso seguro que han preparado algún detalle sorpresa para sus madres.
Y, llegados a este punto, entran los adultos. Para empezar, se empeñan en aguarles la ceremonia. Voces, voces y más voces. Y el cura: “Silencio, ¡silencio!, ¡¡¡Silencio!!!”.
Paparazzis. Cada asistente se considera un profesional avezado que con su nuevo Smartphone es capaz de subirse incluso a la coronilla de san Pedro para conseguir la mejor de las instantáneas. No falta quien retransmite en directo por facebook las mejores jugadas en plena misa.
Después, los cientos de regalos, que terminan confundiendo al niño. Y el banquete. Y el DJ. Y el castillo hinchable. Como para acordarse del insípido trocito de pan que el cura al dárselo dijo: “el cuerpo de Cristo”.

Si se añade que los padres no lo acompañaron durante el proceso de catequesis, seguramente pasará lo que a aquel cura que tenía murciélagos en la iglesia y presumía ante otro diciendo: “pues, yo llamé al obispo, los confirmó y desaparecieron”.

Publicado en El Periódico Extremadura el 12 de mayo de 2014

lunes, 28 de abril de 2014

Solidaridad gratuita

El jueves estuve en Cáceres en la presentación de la campaña que Cáritas Diocesana hace para concienciar sobre la crucecita en la declaración de la renta. Es innegable que la ONG está realizando una labor encomiable para paliar las muchas necesidades surgidas o agravadas a partir de la crisis.

No sólo Cáritas, también muchas otras organizaciones, unas cuatrocientas, a través de sus diversos programas de interés social están sosteniendo de una u otra manera la frágil situación de miles de familias.

Sólo Cáritas de Coria-Cáceres recibió a través de la asignación tributaria para sus programas unos trescientos veinticuatro mil euros. No llega al cuarenta por ciento de su presupuesto anual, pero es una cantidad más que importante.

La campaña, que se podría parafrasear "no te quedes a medias", tiene la intención de recordarnos que se pueden marcar en la declaración de la renta las dos casillas, Iglesia Católica y Fines Sociales, por lo que, ya que la entidad percibe por ambas vías, las posibilidades de ayudar aumentarían. De hecho, si todos los contribuyentes las marcasen casi se duplicaría la aportación que se recibe. Es curioso, pero los impuestos ya los hemos pagado a lo largo del año, marcar las casillas nos permite decidir libremente el destino de catorce euros de cada mil de los mismos. El resto, o si no se marcan, lo decide el Estado.

Cada uno es libre de decidir qué hacer con el 1,4% de sus impuestos. Es cierto que no todo el mundo, por convicciones religiosas, estará dispuesto a marcar la casilla de la Iglesia Católica, pero el año pasado casi el treinta por ciento sencillamente no marcó nada. Si al menos estos marcasen el 0,7 para destinarlo a Fines Sociales, está claro que, sin que les cueste nada, sin pagar más y sin que se les devuelva menos, más personas necesitadas se podrían beneficiar con una solidaridad que es totalmente gratuita.

sábado, 26 de abril de 2014

El secreto de un santo

May Feelings IV presenta el secreto de Juan Pablo II, el secreto de un santo. Preciosa manera de presentar la biografía del Papa de los jóvenes, de un santo unido en todo momento a María.


viernes, 25 de abril de 2014

Miedo a la libertad

Hace unos días hemos tenido una convivencia –día de reflexión– con chavales de tercero y cuarto de la ESO. En una de las dinámicas, una profesora preguntó en su grupo: “¿Qué nos impide mostrarnos a los demás como somos?” La respuesta más repetida fue: “miedo”; “Miedo a fallar”, “al rechazo”, “al qué dirán”, “a no caer bien”. Alguno se atrevía incluso a dar razones más concretas: “Hay ‘ídolos’ marcados que si no sigues eso, te rechazan”.

Me resulta realmente curioso que, en una sociedad donde presumimos de libertades, donde ha habido quienes lucían eslóganes como aquel de “la libertad os hará verdaderos”, los jóvenes se sientan atados, esclavizados por las modas, las tendencias y, en definitiva, el mercado que las marca.

Ha empezado la Semana Santa. Este tiempo marca, impulsados por la tendencia a convertir el evento en bien de interés turístico, que nos coloquemos el capuchón, encendamos los cirios, adornemos los pasos y “al aire con ellos”. Entre medias resonará el Viernes Santo la pregunta de Pilato a Jesús: “Y, ¿qué es la verdad?” La verdad es que la Verdad la tenía delante. Es esa misma que sacamos a la calle en las procesiones; unas veces montado en burro, otras, cargando con la cruz, otras amarrado, rezando entre olivos, cenando, crucificado o yacente en una urna.

La Verdad, para el cristiano y quien lo quiera ver, lo digo con todo respeto, fue crucificada por ser libre, por romper con las ataduras legales y estereotipadas de su época. Si quieres ser libre, feliz y vivir sin miedos, puede que te crucifiquen, que te apunten con el dedo o se rían de ti, pero sólo así serás realmente tú, sólo así acabaríamos con los esclavizantes convencionalismos.


Si eres de los que esta Semana Santa vas a ir delante de los pasos, debajo, detrás o simplemente aprovechas para velos pasar, déjate liberar. De verdad, serás más feliz.

jueves, 24 de abril de 2014

Enséñale a compartir

En el Periódico Extremadura me pidieron colaborar en la tribuna "La Mirada". Cada quince días, según vayan publicándose los artículos de opinión, iré subiéndolos también al blog.


El miércoles iba sentado en el urbano, atrás del todo, donde me gusta ir, por hacer un poco de observación sociológica, no porque sea un experto en la materia, sino más bien por aprender del comportamiento humano, siempre muy rico en matices, cuando entró una madre con su hija.

La hija no tendría más de veinte años. Se sentaron a mi lado y, sin poder evitarlo, la primera frase que escuché me dejó impactado. La madre, en realidad abuela, le dijo a la muchacha, refiriéndose al hijo de la joven, que debe ser de muy corta edad: “Enséñale a compartir y a saber perder”.

Escuchar este testimonio, en la sociedad individualista en la que vivimos y en los tiempos de crisis que corren, me llenó de inmensa alegría y emoción. Dos valores tan bellos, que construyen sociedad y ayudan a vivir en paz, enseñados desde la más tierna edad... ¡así se construye el futuro! ¡Olé, por estas madres!

En tiempo de crisis, es el compartir generoso lo que está haciendo que muchas familias puedan sobrevivir. Compartir ayuda no sólo a quien recibe, sino que llena de bondad el corazón de quien da y hace ver la vida con ojos menos egoístas; da a las cosas materiales su justo valor y nos hace más humanos.

Saber perder implica valorar que todo el esfuerzo que se ha realizado ha merecido la pena. Saber perder no es rendirse, sino aceptar que podemos ser mejores. Saber perder es alegrarse con las alegrías de los demás y afrontar nuestra vida con la fuerza de los valientes. Quien sabe perder nunca será vencido por el desánimo, sabrá reponerse y afrontará su vida con ilusión.

Aprender estas cosas desde pequeños, vivirlas y enseñarlas después a los hijos, nos haría realmente grandes. Llámenme iluso, pero les aseguro que hay madres, como las que se sentaron a mi lado en el autobús, que saben que sus hijos serán más felices, si viven desde pequeños estos valores.