lunes, 29 de septiembre de 2014

Se busca al mejor


El Seminario está sonando últimamente en los medios de comunicación por las obras que se están acometiendo. Serán dos años más de profunda remodelación para que el edificio vuelva a abrir sus puertas.

Como institución, el Seminario sigue abierto, los seminaristas siguen estudiando y, este curso, han duplicado el número --trece en el Mayor y siete en el Menor--. El viernes 26 de septiembre se inauguró el curso en la Concatedral.

No con poca frecuencia algún seminarista ha manifestado la inquietud de haber recibido, por parte de personas cercanas, la pregunta del por qué pudiendo hacer, por sus capacidades, otra cosa, ha decidido entrar en el Seminario; como si lo de ser sacerdote fuera sólo para los menos capacitados.

Quizá la sencillez y cercanía de los curas, o su mal ejemplo de tozudez y aires de grandeza, que también se dan, hayan hecho pensar que este camino es para los torpes o para los que no encuentran otra salida.

“El Señor quiere a los mejores”, ha dicho en muchas ocasiones D. Francisco Cerro, Obispo de Coria-Cáceres. Los mejores no quiere decir que sean los que mejor expediente académico tengan, pero, si lo tienen, mejor. No quiere decir que estén todo el día rezando, pero, si lo hacen, mejor. No quiere decir que desde niños hayan puesto siempre la otra mejilla, pero, si lo hicieron, mejor.

Mejores quiere decir que están dispuestos a poner todos sus dones, intelectuales, personales y espirituales, a disposición de la opción fundamental en sus vidas en el servicio como sacerdotes. Dicen, que el trabajo más feliz del mundo.

Ejemplos de malos ejemplos de sacerdotes ya hemos visto cómo provocan escándalo en la opinión pública y, lo que es peor, entre los mismos fieles de la Iglesia. De aquí la difícil tarea del Seminario de discernir bien para que cada pueblo tenga siempre al mejor de los curas.




Los moralistas de la red

Los veranos siempre dan tiempo para dedicarlo a cosas que durante el curso no resulta tan sencillo encontrarles su momento. Al menos, un servidor ha aprovechado los ratillos de ocio para ponerse al día con el tema de las redes sociales.

La verdad es que uno encuentra de todo. Sobre todo que la gente se divierte muchísimo en verano. O eso parece, porque las fotos que más compartimos suelen ser las de las fiestas en compañía de amigos y familiares.

Pero también he visto que están calando mucho unos mensajitos, con frases aparentemente inofensivas, algunas muy tiernas, pero que se están convirtiendo en los nuevos eslóganes morales de la sociedad, sobre todo de los jóvenes, que a veces no encuentran otras referencias éticas más que internet.

Internet es muy bueno, pero todo está en el mismo plano, al alcance de un clic. Frases como “a la m… las segundas oportunidades, las personas nunca cambian”, “le doy amor a quien me transmite amor, mi confianza a quien se la gana” o “ama a quien te ama y olvida a quien te olvida”, escritas con letras y fondos llamativos, parece que fueran, como alguno ha llegado a comentar, “verdad, verdadera”, pero esconden un trasfondo de egoísmo e intolerancia grandísimo. La gente las comparte como el no va más de los valores, pero a la larga llevan a la intransigencia y a la soledad. Como éstas, cientos.


Mi consejo. Aprendamos siempre a leer con criterio antes de compartir. Si eres de los que usas las redes sociales, pon sólo me gusta en aquello que te haga mejor persona, que te ayude a acercarte, a amar y respetar a todos y que construya una sociedad en paz, que para resentimientos, odios y enfrentamientos ya nos sobra la ración diaria de la sobremesa en los noticiarios televisivos. Y, si puedes y te atreves, abre con un buen comentario los ojos al que pensó que puede ser el nuevo mesías de la red.