domingo, 29 de julio de 2012

A la "chita" callando...






Hace siete años visitamos las “Islas Ballestas”. Unas islas en el Pacífico, junto a la costa peruana, famosas por la abundancia de aves y su explotación de guano, y por la existencia de pingüinos. Para ir a la Islas hay que navegar en un fueraborda durante casi una hora. Fue una experiencia maravillosa.

En esta ocasión, hablo del martes 24, tan sólo nos acercamos al puerto desde el que parten las lanchas, una población muy turística llamada Paracas. Queríamos ver cómo había quedado después del terremoto y la verdad es que la reconstrucción ha sido tal que ha mejorado enormemente. Han construido y siguen construyendo grandes hoteles y las tiendas del paseo marítimo también han prosperado en número. Allí aprovechamos para que un artesano nos preparase algunos regalitos para nuestros amigos y familiares españoles.
Además de pasear por la playa, en Paracas estuvimos comiendo un pescado llamado “chita” y un poco de “cebiche” (preparado de pescado al estilo de los boquerones en vinagre).

Antes de llegar a Paracas pasamos por Pisco y visitamos la nueva iglesia parroquial. La anterior se derrumbó con el terremoto durante la misa de 7 de la tarde y mató a 128 personas. Por este motivo la ciudad de Pisco fue la que más atención tuvo en los informativos españoles aquel año.

Nuevo templo parroquial de Pisco
Nos comentaba Fabiola, secretaria del Colegio San José, a la que también se le derrumbó la casa, que, a pesar de que toda la manzana de edificios donde vivía se había derrumbado, como hacia Pisco habían visto pasar un tráiler lleno de ataúdes, cuando llegaba la ayuda humanitaria ellos le insistían: “a Pisco, a Pisco”, ya que sus viviendas estaban junto a la carretera panamericana.

Gracias a Dios casi todo se va reconstruyendo y, aunque todavía hay familias viviendo en casas prefabricadas y entre esteras y plásticos, hay mucho trabajo y perspectivas de futuro.

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