Hace siete años visitamos las “Islas Ballestas”. Unas islas
en el Pacífico, junto a la costa peruana, famosas por la abundancia de aves y
su explotación de guano, y por la existencia de pingüinos. Para ir a la Islas
hay que navegar en un fueraborda durante casi una hora. Fue una experiencia
maravillosa.
En esta ocasión, hablo del martes 24, tan sólo nos acercamos
al puerto desde el que parten las lanchas, una población muy turística llamada Paracas. Queríamos
ver cómo había quedado después del terremoto y la verdad es que la
reconstrucción ha sido tal que ha mejorado enormemente. Han construido y siguen
construyendo grandes hoteles y las tiendas del paseo marítimo también han
prosperado en número. Allí aprovechamos para que un artesano nos preparase
algunos regalitos para nuestros amigos y familiares españoles.
Además de pasear por la playa, en Paracas estuvimos comiendo
un pescado llamado “chita” y un poco de “cebiche” (preparado de pescado al estilo
de los boquerones en vinagre).
Antes de llegar a Paracas pasamos por Pisco y visitamos la
nueva iglesia parroquial. La anterior se derrumbó con el terremoto durante la
misa de 7 de la tarde y mató a 128 personas. Por este motivo la ciudad de Pisco
fue la que más atención tuvo en los informativos españoles aquel año.
Nuevo templo parroquial de Pisco |
Gracias a Dios casi todo se va reconstruyendo y, aunque
todavía hay familias viviendo en casas prefabricadas y entre esteras y
plásticos, hay mucho trabajo y perspectivas de futuro.
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