lunes, 28 de abril de 2014

Solidaridad gratuita

El jueves estuve en Cáceres en la presentación de la campaña que Cáritas Diocesana hace para concienciar sobre la crucecita en la declaración de la renta. Es innegable que la ONG está realizando una labor encomiable para paliar las muchas necesidades surgidas o agravadas a partir de la crisis.

No sólo Cáritas, también muchas otras organizaciones, unas cuatrocientas, a través de sus diversos programas de interés social están sosteniendo de una u otra manera la frágil situación de miles de familias.

Sólo Cáritas de Coria-Cáceres recibió a través de la asignación tributaria para sus programas unos trescientos veinticuatro mil euros. No llega al cuarenta por ciento de su presupuesto anual, pero es una cantidad más que importante.

La campaña, que se podría parafrasear "no te quedes a medias", tiene la intención de recordarnos que se pueden marcar en la declaración de la renta las dos casillas, Iglesia Católica y Fines Sociales, por lo que, ya que la entidad percibe por ambas vías, las posibilidades de ayudar aumentarían. De hecho, si todos los contribuyentes las marcasen casi se duplicaría la aportación que se recibe. Es curioso, pero los impuestos ya los hemos pagado a lo largo del año, marcar las casillas nos permite decidir libremente el destino de catorce euros de cada mil de los mismos. El resto, o si no se marcan, lo decide el Estado.

Cada uno es libre de decidir qué hacer con el 1,4% de sus impuestos. Es cierto que no todo el mundo, por convicciones religiosas, estará dispuesto a marcar la casilla de la Iglesia Católica, pero el año pasado casi el treinta por ciento sencillamente no marcó nada. Si al menos estos marcasen el 0,7 para destinarlo a Fines Sociales, está claro que, sin que les cueste nada, sin pagar más y sin que se les devuelva menos, más personas necesitadas se podrían beneficiar con una solidaridad que es totalmente gratuita.

sábado, 26 de abril de 2014

El secreto de un santo

May Feelings IV presenta el secreto de Juan Pablo II, el secreto de un santo. Preciosa manera de presentar la biografía del Papa de los jóvenes, de un santo unido en todo momento a María.


viernes, 25 de abril de 2014

Miedo a la libertad

Hace unos días hemos tenido una convivencia –día de reflexión– con chavales de tercero y cuarto de la ESO. En una de las dinámicas, una profesora preguntó en su grupo: “¿Qué nos impide mostrarnos a los demás como somos?” La respuesta más repetida fue: “miedo”; “Miedo a fallar”, “al rechazo”, “al qué dirán”, “a no caer bien”. Alguno se atrevía incluso a dar razones más concretas: “Hay ‘ídolos’ marcados que si no sigues eso, te rechazan”.

Me resulta realmente curioso que, en una sociedad donde presumimos de libertades, donde ha habido quienes lucían eslóganes como aquel de “la libertad os hará verdaderos”, los jóvenes se sientan atados, esclavizados por las modas, las tendencias y, en definitiva, el mercado que las marca.

Ha empezado la Semana Santa. Este tiempo marca, impulsados por la tendencia a convertir el evento en bien de interés turístico, que nos coloquemos el capuchón, encendamos los cirios, adornemos los pasos y “al aire con ellos”. Entre medias resonará el Viernes Santo la pregunta de Pilato a Jesús: “Y, ¿qué es la verdad?” La verdad es que la Verdad la tenía delante. Es esa misma que sacamos a la calle en las procesiones; unas veces montado en burro, otras, cargando con la cruz, otras amarrado, rezando entre olivos, cenando, crucificado o yacente en una urna.

La Verdad, para el cristiano y quien lo quiera ver, lo digo con todo respeto, fue crucificada por ser libre, por romper con las ataduras legales y estereotipadas de su época. Si quieres ser libre, feliz y vivir sin miedos, puede que te crucifiquen, que te apunten con el dedo o se rían de ti, pero sólo así serás realmente tú, sólo así acabaríamos con los esclavizantes convencionalismos.


Si eres de los que esta Semana Santa vas a ir delante de los pasos, debajo, detrás o simplemente aprovechas para velos pasar, déjate liberar. De verdad, serás más feliz.

jueves, 24 de abril de 2014

Enséñale a compartir

En el Periódico Extremadura me pidieron colaborar en la tribuna "La Mirada". Cada quince días, según vayan publicándose los artículos de opinión, iré subiéndolos también al blog.


El miércoles iba sentado en el urbano, atrás del todo, donde me gusta ir, por hacer un poco de observación sociológica, no porque sea un experto en la materia, sino más bien por aprender del comportamiento humano, siempre muy rico en matices, cuando entró una madre con su hija.

La hija no tendría más de veinte años. Se sentaron a mi lado y, sin poder evitarlo, la primera frase que escuché me dejó impactado. La madre, en realidad abuela, le dijo a la muchacha, refiriéndose al hijo de la joven, que debe ser de muy corta edad: “Enséñale a compartir y a saber perder”.

Escuchar este testimonio, en la sociedad individualista en la que vivimos y en los tiempos de crisis que corren, me llenó de inmensa alegría y emoción. Dos valores tan bellos, que construyen sociedad y ayudan a vivir en paz, enseñados desde la más tierna edad... ¡así se construye el futuro! ¡Olé, por estas madres!

En tiempo de crisis, es el compartir generoso lo que está haciendo que muchas familias puedan sobrevivir. Compartir ayuda no sólo a quien recibe, sino que llena de bondad el corazón de quien da y hace ver la vida con ojos menos egoístas; da a las cosas materiales su justo valor y nos hace más humanos.

Saber perder implica valorar que todo el esfuerzo que se ha realizado ha merecido la pena. Saber perder no es rendirse, sino aceptar que podemos ser mejores. Saber perder es alegrarse con las alegrías de los demás y afrontar nuestra vida con la fuerza de los valientes. Quien sabe perder nunca será vencido por el desánimo, sabrá reponerse y afrontará su vida con ilusión.

Aprender estas cosas desde pequeños, vivirlas y enseñarlas después a los hijos, nos haría realmente grandes. Llámenme iluso, pero les aseguro que hay madres, como las que se sentaron a mi lado en el autobús, que saben que sus hijos serán más felices, si viven desde pequeños estos valores.