El jueves estuve en Cáceres en la
presentación de la campaña que Cáritas Diocesana hace para concienciar
sobre la crucecita en la declaración de la renta. Es innegable que la
ONG está realizando una labor encomiable para paliar las muchas
necesidades surgidas o agravadas a partir de la crisis.
No sólo Cáritas, también muchas otras organizaciones, unas
cuatrocientas, a través de sus diversos programas de interés social
están sosteniendo de una u otra manera la frágil situación de miles de
familias.
Sólo Cáritas de Coria-Cáceres recibió a través de la asignación
tributaria para sus programas unos trescientos veinticuatro mil euros.
No llega al cuarenta por ciento de su presupuesto anual, pero es una
cantidad más que importante.
La campaña, que se podría parafrasear "no te quedes a medias", tiene
la intención de recordarnos que se pueden marcar en la declaración de la
renta las dos casillas, Iglesia Católica y Fines Sociales, por lo que,
ya que la entidad percibe por ambas vías, las posibilidades de ayudar
aumentarían. De hecho, si todos los contribuyentes las marcasen casi se
duplicaría la aportación que se recibe. Es curioso, pero los impuestos
ya los hemos pagado a lo largo del año, marcar las casillas nos permite
decidir libremente el destino de catorce euros de cada mil de los
mismos. El resto, o si no se marcan, lo decide el Estado.
Cada uno es libre de decidir qué hacer con el 1,4% de sus impuestos.
Es cierto que no todo el mundo, por convicciones religiosas, estará
dispuesto a marcar la casilla de la Iglesia Católica, pero el año pasado
casi el treinta por ciento sencillamente no marcó nada. Si al menos
estos marcasen el 0,7 para destinarlo a Fines Sociales, está claro que,
sin que les cueste nada, sin pagar más y sin que se les devuelva menos,
más personas necesitadas se podrían beneficiar con una solidaridad que
es totalmente gratuita.