Los periódicos extremeños publicaban el
30 y el
31 de octubre la noticia del aumento exponencial en la venta de la píldora del día después en la región después del primer mes de su libre dispensación, o sea, sin receta médica. Los responsables farmacéuticos están “escandalizados” por este dato y temen sufrir consecuencias, pues, Sanidad aún no ha determinado quién tendrá que aceptar responsabilidades en el caso de que una menor sufra complicaciones al tomar el fármaco, y en última instancia son ellos quienes lo dispensan.
Pero, ¿por qué ha aumentado desorbitadamente la venta de este medicamento?, ¿es que había una demanda tal que no venía satisfecha y ahora sale a la luz?, ¿o es que, con la excusa del “por si acaso”, y después de que no se ha educado debidamente, cosa que debía haber hecho en primer lugar, a vivir una afectividad y una sexualidad sana y equilibrada, se ha comenzado a comprar indiscriminadamente para ser utilizada como anticonceptivo habitual? ¿Saben las niñas españolas las consecuencias para su salud derivadas del consumo de este fármaco?
Hay quien ha querido minimizar los efectos secundarios
comparando su uso con el ibuprofeno. Es cierto que las reacciones adversas del ibuprofeno son muchas más que las de la píldora,
su prospecto detalla una larguísima lista. Pero como muy frecuentes, o sea, una entre diez, sólo menciona la pesadez de estómago y la diarrea, aunque frecuentes, más de una entre cien, añade las nauseas, vómitos, dolor abdominal y la erupción cutánea, el resto, la gran mayoría, son poco frecuentes, raras o muy raras. Con todo, este medicamento se vende con receta médica, así lo indica su envase.
Por su parte, la píldora del día después, por ejemplo el
postinor, ni siquiera menciona que tenga efectos secundarios poco frecuentes, raros o muy raros, sino que ofrece una larga lista de los muy frecuentes y frecuentes (sangrado no relacionado con la menstruación, dolor de cabeza, dolor del vientre, nauseas, fatiga, retraso de la menstruación, hemorragia irregular y manchado, aumento de la sensibilidad en las mamas, mareos, diarrea, vómitos), lo que ya está indicando claramente que si se toma el medicamento se sufrirán con seguridad los efectos adversos. Tanto es así que en las
indicaciones para la administración advierten que, si en las tres horas siguientes se produjesen vómitos, se debe tomar otro comprimido. Cabe preguntarse, además, ¿qué otros efectos a largo plazo se pueden producir en una joven en pleno desarrollo hormonal?
Otra circunstancia, que no sé por qué no se denuncia, es la clara situación de ilegalidad en la que se encuentra el medicamento en sí. Hasta que no se apruebe la nueva ley del aborto, éste es en España ilegal, sin embargo se está comercializando una píldora cuyos
efectos, en un alto grado de los casos es abortiva, pues, uno de ellos, según el prospecto, es evitar la “implantación” en el útero de la madre del embrión fecundado. ¿De dónde, pues, la insistencia por parte de las autoridades en la utilización y promoción de este medicamento? ¿Por qué la manipulación informativa, que lleva al engaño y la confusión, ocultando los efectos abortivos y el dato importante de que, a pesar de todas las complicaciones y reacciones adversas, sólo es efectivo en un 80%, y no lo digo yo, sino los fabricantes del mismo
medicamento?
¡Basta ya de jugar con la salud de los adolescentes y jóvenes, y con la vida humana!