Más de 2000 jóvenes universitarios de Roma y de la región del Abruzo se han dado cita en el Santuario de "
San Gabriele dell'Addolorata”, junto al famoso “
Gran Sasso” de Italia, el 7 de noviembre, como signo de acogida de las nuevas matrículas.
La
Pastoral Universitaria de Roma organiza todos los años una peregrinación a Asís como signo de la “acogida de las nuevas matrículas universitarias”. Este año, en su séptima edición y en solidaridad con los universitarios y familias que sufrieron en abril el devastador terremoto que asoló “Aquila”, se ha cambiado el destino y se ha peregrinado a este gran santuario abrúcense. Aunque no han sido los más de 70 autobuses que se dispusieron para tal ocasión el año anterior, los más de 45 de este año han hecho que el nuevo templo, edificado sobre la cripta que contiene los restos del santo, se llenase con más de 2000 jóvenes.
El testimonio de varios de ellos, que vivieron en primera persona la conmovedora experiencia del terremoto, hizo que los jóvenes universitarios romanos se sumieran en una sobrecogedora oración. Impresionaba, sobre todo, el silencio y el recogimiento de muchos que pasaron largos ratos en la cripta del santo.
Las canciones, el gesto de construir un muro con ladrillos firmados por cada uno de los peregrinos y la eucaristía, estaban encaminados a que los jóvenes se uniesen en solidaridad para poner toda la esperanza en reconstruir, no sólo los muros materiales caídos, sino los fundamentos y los pilares de un mundo mejor, donde ellos son esas piedras vivas comprometidas en la edificación.
El santuario di San Gabriele, patrón de los jóvenes italianos, es un centro de peregrinación constante y un santo al que se le profesa gran devoción. El museo dedicado a este joven, junto a la Iglesia de la “Isola del Gran Sasso”, donde fue enterrado, es más bien una recopilación de exvotos de las muchas gracias concedidas y signo de la intercesión y bendiciones que reciben quienes confían en él.
Yo estuve allí, como un joven más, que para eso estudio “a Roma”.
Las canciones, el gesto de construir un muro con ladrillos firmados por cada uno de los peregrinos y la eucaristía, estaban encaminados a que los jóvenes se uniesen en solidaridad para poner toda la esperanza en reconstruir, no sólo los muros materiales caídos, sino los fundamentos y los pilares de un mundo mejor, donde ellos son esas piedras vivas comprometidas en la edificación.
El santuario di San Gabriele, patrón de los jóvenes italianos, es un centro de peregrinación constante y un santo al que se le profesa gran devoción. El museo dedicado a este joven, junto a la Iglesia de la “Isola del Gran Sasso”, donde fue enterrado, es más bien una recopilación de exvotos de las muchas gracias concedidas y signo de la intercesión y bendiciones que reciben quienes confían en él.
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