jueves, 14 de agosto de 2014

Él estaba allí con su mentira y yo aquí con mi racionalismo


Alabo el elogio que un ateo confeso hace, aunque no comparta las motivaciones del misionero, a la entrega generosa y desinteresada del padre Miguel Pajares, hasta dar la vida por los más pobres. Está claro que el testimonio de vida es el mejor argumento que en todo momento podemos esgrimir para el diálogo con la increencia.

"Yo soy ateo. No agnóstico. Ateo. O sea, que estoy convencido de que los curas se pasan la vida creyendo en una mentira. Creo, además, que toda mentira es dañina. Y de sobremesa en sobremesa exhibo con arrogancia mi materialismo. Pero la coquetería me dura hasta el preciso instante en que me entero de que un misionero se ha dejado la vida en Liberia por limpiarle las pústulas a unos negros moribundos. Entonces me faltan huevos para seguir impartiendo lecciones morales. Principalmente por lo aplastante del argumento geográfico. Él estaba allí con su mentira y yo aquí con mi racionalismo" (Rafael Latorre, Subdirector de ZoomNews).


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