martes, 19 de agosto de 2014

La pobreza no se contagia

La serie “El Padre Casares”, de la televisión gallega, sigue cosechando éxitos. Tras doce temporadas aún continúa en antena. Su adaptación para las Baleares, Mossèn Capellà, parece que también. Desconozco si lo hace El Padre Medina, en Andalucía.

Pero el culebrón que todos recientemente conocemos es el del “Padre Pajares”. El sacerdote Miguel Pajares falleció de ébola en el Hospital Carlos III de Madrid el 12 de agosto, después de haber protagonizado la puesta en marcha del mayor dispositivo de seguridad ante un posible contagio jamás visto en España.

Hasta este momento, en África sabíamos que la gente se moría de hambre, de sida y, últimamente, de ébola. Pero no nos preocupaba. Quedaba lejos. Además, viven como animales, cómo no se van a contagiar. Y, por otra parte, estamos de vacaciones. Qué mal rollo, que nos vengan con noticias de ese tipo, que no nos dejan comer ni una mariscada a gusto.

Pero la verdad es que el misionero Miguel Pajares nos ha sacado de nuestro letargo y nos ha traído a un primer plano la cruda realidad que están viviendo millones de personas en nuestro vecino continente del sur. Y nos ha hecho pensar en las causas de esa situación. Y nos hace comprender por qué miles de personas se juegan la vida por intentar entrar en Europa. Y nos ha apuntado un poquito con el dedo, porque llevamos años pensando que la pobreza no se contagia.

Si en África hoy, y en otros lugares empobrecidos mañana, no se dispone de los medios para combatir en origen la enfermedad, no podemos en absoluto eludir nuestra gran parte de culpabilidad. Porque lo de que la pobreza no se contagia es una falacia, o si no, de cuándo acá que cada vez haya más pobres, también en España, y menos ricos, aún más ricos, si cabe.


Sólo contagiando nuestra riqueza con generosidad, esto cambiaría. Hala, pídeselo al dios dinero a ver si nos lo concede.


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